Te encuentras solo en medio del bosque. El viento susurra indiferente en tu oído, trayendo el aullido de los lobos y sus feroces gruñidos.
Nadie puede ayudarte. Nadie responderá a tus gritos. Debes empezar a correr, y hacerlo rápido, si quieres sobrevivir un día más.
Ten cuidado con los árboles caídos y sus ramas... pueden ser tan filosas como cuchillos.
AHORA CORRE!